En Templa, utilizamos una técnica japonesa específicamente diseñada para mejorar la apariencia de la piel del rostro y cuello, proporcionando un efecto tensor y rejuvenecedor. Este tipo de masaje se centra en estimular los músculos faciales, mejorar la circulación sanguínea y linfática, y promover la elasticidad de la piel.
El masaje o lifting facial japonés aprovecha técnicas específicas japonesas para tonificar y rejuvenecer la piel del rostro y cuello, estimulando los músculos faciales y mejorando la circulación.
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Preparamos la piel para el masaje y asegura una mejor absorción de los productos que se aplicarán durante el tratamiento.
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Con movimientos suaves y rítmicos, estimulamos la circulación linfática y ayudamos a eliminar toxinas y fluidos retenidos. Esto ayuda a reducir la hinchazón y a mejorar la apariencia.
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Con una combinación de técnicas de masaje, tonificamos y elevamos los músculos faciales, prestando especial atención a áreas clave como las mejillas, la mandíbula, la frente…
* Esta información es en términos generales. La frecuencia adecuada depende de cada paciente y de las necesidades específicas.
Beneficios del lifting japonés facial
Los principales beneficios del masaje facial antiarrugas japonés incluyen mejora de la elasticidad de la piel, reducción de arrugas, y un efecto lifting natural que revitaliza la apariencia facial.
Relajación y alivio de dolores y molestias
Eliminación de toxinas y células muertas
Producción de colágeno
Elimina arrugas y líneas de expresión
Rostro fresco, relajado, tonificado y elástico
Preguntas sobre el masaje japonés facial
¿Es un tratamiento doloroso?
No, en absoluto.
¿Cómo estaré al terminar el tratamiento?
Relajado, revitalizado y con una piel más tonificada y luminosa.
¿Cuál es el efecto?
Un rostro visiblemente más definido, descongestionado y con un efecto lifting.
¿Cada cuánto tiempo es recomendado el lifting facial japonés?
Para conseguir unos efectos más duraderos en el tiempo, se podría hacer una sesión cada tres semanas.
* Esta información es en términos generales. La frecuencia adecuada depende de cada paciente y de las necesidades específicas.